Siempre que salgo a la calle, camino por el lado derecho de la vereda. Hoy lo hice por la izquierda. Sentí que me faltaba algo... Como la mirada que tenías antes, aquella que me invitaba a cosas nuevas. Sentí que me faltaba algo con desesperación... Como esos besos exquisitos con sabor a amor violeta. Sí, extraño tomarte las manos y mirarte por un momento. Extraño que me abraces con tus brazos tibios y me hables al oído. Ahora ya no es así. Actualmente es un juego vacío, en que gana quien pueda ser más frío.
Me enamoré del amor que me dabas, no de ti. Despertar en la mañana y prepararte una taza de café. Recordar aquella primera vez en que nos interrumpió el sonido de la tetera hirviendo. Esa ocasión en la que temblaba de miedo, cuando me dijiste que estuviera tranquila... Que no pasaría nada. ¿Por qué todo fue tan hermoso y ahora ya no lo es? ¿Qué nos pasó? ¿Por qué desapareció esa magia que había antes? Anoche mientras tocaba tu pecho, acaricié tu mano.
Recuerdo que también respiré en tu oído. ¿Por qué tuviste que ser tan frío? Extraño la persona que eras antes. Deseo que me vuelvas a besar, anoche me tocaste y nunca rozaste tus labios con los míos. ¿Acaso eso establece tu fidelidad? Es parte de tu juego, lo sé. Hacerme vivir por primera vez está experiencia para luego lograr que la recuerde con nostalgia.
No pensé que llegaría a sentirme así. Extraño tus caricias, extraño que tus manos descubran mi cuerpo virgen, anhelo que vuelvas a decir que me amas. ¿Por qué cambiaste? Lograste que fuera la segunda, pero... ¡No es mi culpa! Me obsesioné por el calor que me entregabas, por esa mirada. Esos ojos de grosella por los que mataría. ¡A cien mataría! Para que me volvieran a mirar, invitándome a un momento de lujuria.
No lo entiendes, me enamoré de tu cama. De tus sábanas, del aroma de tus almohadas. Jamás había dejado mis miedos atrás ni me había entregado de tal manera. Sólo me tocaste... Pero me hiciste sentir como una reina. No estoy lista. Lo siento, no estoy lista para avanzar a algo más. ¿Cómo hacerlo si, cuando comienzas a apoderarte de mi cuerpo, ni siquiera me miras? Mi cuerpo es hermoso, no entiendo por qué miras hacia otro lado cuando lo haces. Quizás piensas en otra persona, sí. A otra persona a quien debes rendirle lealtad y ser fiel. Pero entonces, ¿por qué me tocas? ¿Por qué estás haciendo esto si sabes que está mal? ¿Por qué haces que la soledad en mis mañanas, me consuman por dentro? Supongo que te hace sentir mejor.
Quiero saber, la razón por la cual me domesticaste. Aquí, con mi corazón convertido en un cristal presionado por mil clavos. ¡Me duele! Estoy muriendo. ¿Por qué me pides que no me vaya a estudiar lejos? Estás con otra persona. Te hace sentir más poderoso, el saber que estás entre dos. Sacrifiqué lo más preciado de mí. Dejé mi inocencia en tu hogar. Lo sé.
Pero luego lo olvido, lo dejo todo atrás cuando te veo saludarme con ese abrazo tierno. Aquél que me ha hecho cometer tantas locuras.
Dejo oportunidades que me convienen a cambio de tus abrazos, quiero rozar mi nariz con la tuya. Estoy quebrada. Si te molesta mi actitud actual, por favor dímelo. Me alejaré sin ninguna escena. Sin embargo no puedo hacerlo si, cada vez que te encuentro me miras con esos ojos... Como si nada hubiese ocurrido. No quiero observar esas perlas reír, ni esos rubíes color sandía.
Un rayo tierno me conmueve. Hace tiempo que no me besas, hace meses que no me dices que me amas. Siento como vuelves a acariciar mis párpados, pero se te hace más fácil hacer eso que demostrarme tu afecto.
He sido buena contigo. Lo siento, no estoy preparada.