Los besos son interrumpidos por la ajustada respiración, solo por la necesidad de mí cuerpo, pues mí deseo es tuyo esta noche.
Te quiero solo mío, y yo solo tuya.
Mí sexo palpita deseando sentirte y que claves en mí todo el deseo y la pasión que arde dentro de ti.
De un momento a otro en un frenético abrazo nuestros cuerpos se unen, busco tus labios con premura y los encuentro húmedos, deseosos de mis besos. Nuestras lenguas se funden en una danza armónica de exploración y catarsis. Solo te deseo a ti, solo mío, solo tuya, solo nuestro.
Bajas lentamente desplegando un delicado collar de besos por mi cuerpo, mis pechos se yerguen esperando que pases por ellos, pero los ignoras y sigues descendiendo. Despliegan mis piernas como una cortina que te impide ver la divinidad de mi interior, pasa tu lengua suavemente y encontrando mi punto de placer absoluto, descargas toda tu energía en mí.
Soy el centro del universo y lo demás no importa, camino entre nubes y casi al intentar tocar la luna, estallo de placer entre tus labios, dejando mi cuerpo entero un suspiro tántrico de alivio y placer.