¿Nada más que decir, lector?
Siento haberte puesto cachondo, publicador.
Si lo siento es por que lo estaba.
Siento haberte inspirado. Lo siento.
Y si lo siento es porque lo estaba.
Aquí te mando estos poemas,
que van encapullados.
Son como las flores,
que hasta que alguien las mira, las desea,
las ama permanecen encriptados. Y cuando
alguien las mira, las desea, las ama descapullan y enseñan su interior:
jugoso, luminoso, bello, atrayente. Y sus formas.
Aquí te mando estos poemas,
que van encapullados.
Son como las mujeres,
que hasta que alguien las mira, las desea,
las ama, permanecen cerradas en capullo.
Y cuando alguien las mira, las desea, las ama se desinhiben y muestran su interior:
jugoso, luminoso, bello, apetecible. Y sus formas.
Así son mis poemas, amado lector, publicador.
Como las flores, como las mujeres.
Encapullados para siempre hasta que
alguien los hace suyos leyéndolos,
amándolos. Entonces se dan... y son tan bellos
como la belleza del que los lee.
Igual que la belleza de las flores es tan bella
como la belleza del que las mira.
Igual que la belleza de las mujeres es tan bella
como la belleza del que las ama.