Cierto que a veces uno es tan bueno con la gente que pensamos lo merece, pero suele suceder que nos equivocamos, nos cegamos porque por adentro llevamos un monto de ilusiones, resulta que la mayoría son falsas pero lindas. Pero cuando se hacen las cosas bien no hay porque sentirse mal, eso de acompañar el dolor con una bebida embriagante, tal vez cure mis heridas, no importa que tantos tragos amargos tenga que beber, a lo mejor después de algunos lo empiezo a querer. No tomo porque me duela este adiós a la fuerza, me queda claro y espero no equivocarme, yo no quería que te fueras, pero el destino así lo quiso o quizás tus demonios así lo decidieron, pero no creas que tomo porque me siento mal, no tengo porque hacerlo, en tu mirada se vio la sinceridad o mejor dicho en tus escritos ahí está narrada la verdad.
Tomo porque quiero y se me dan las benditas ganas, porque mañana me dolerá más la cabeza que tu adiós, estos tragos me dejan buen sabor, cuando me mareo siempre pierdo el celular, espero no sea la excepción para no mandarte mis palabras sin valor, o borre tu numero o yo que sé.
Después de algunos tragos ingeridos, esté adiós ya no me duele, la mera verdad fue error mío no leer tu manual ni los términos y condiciones que implicaban el estar contigo. Pero no me arrepiento haberte conocido.
Lo único que te puedo decir es lo mismo que me dijiste, que te vaya bonito, lo siento, esta vez no habrá vuelta atrás, adiós…