Todo en calma en las olas de mi cama, todo en silencio y en una paz mortífera, tanta quietud me desporra, me vuelve orate.
Zozobro ante el deseo impetuoso de un beso... un beso que sea el fin de mi vida como la conozco.
Que sea el inicio de la revelación activa del arte, que conmueva y dibuje de nuevo mi alma desdibujada por la soledad.
Un beso que quite el aliento, que envicie, rompa protocolos, ahogue silencios... silencios... ah, silencios... y de suspiros, susurros, gemidos, ruidos, carcajadas, olas, marejadas y ponga fin a esta calma.