Personajes:
01. Esra: ____________________________
02. La muerte: _______________________
03. Jesús: ____________________________
04. Diablo: ___________________________
05. Princesa: __________________________
06. Rey: _______________________________
07. Lázaro: _____________________________
08. Criado: _____________________________
09. Señora leprosa: ______________________
I. Escena
ESRA: Es tiempo de partir, pues en estas tierras solo respiro soledad. Ni las tormentas del desierto hacen olvidar que estoy sólo. Suspiro por el recuerdo de mi madre, quién murió de lepra desde que era niño. Y de mi padre, no se demasiado.
Supe hace años que se fue a Jordania a hacer nueva vida en la ciudad de Aman.
(triste). No le importó nada de Mí. Me quedé sólo desde que tenía 6 años,
Cuando mi madre se enfermó de esa maldita enfermedad come carne. Mi padre la abandonó en una de las comunidades más pobres de Israel. Me llevó consigo a Emaús y me fue entregado a una pareja de ancianos: Abdul-Adis y Sahara. Fieles seguidores de Cristo el Rey, quien nació ya hace tiempo en la ciudad vecina de Belén.
No tengo a nadie. Mis padres adoptivos murieron, mi padre de sangre me abandonó como se abandona a su suerte a una oveja en las faldas de un monte. ¡Estoy sólo!
Necesito de alguien quien quiera cuidar de mí. Ya estoy grande. Mis 15 años me hacen ver fuerte. Podré trabajar al lado de esa persona. Soy laborioso. Se arar la tierra, pastorear y pescar.
Necesito a un padre que me comprenda, que me haga sentir importante. Alguien que pueda darme una oportunidad para superarme de la pobreza.
(toma su ropa y la envuelve en una manta)
Me iré lejos rumbo a Israel a buscar la figura paterna que no tuve.
(sale del escenario)
II. ESCENA
(Aparece Jesús caminando. Su semblante era de una persona cansada, con hambre. Atrás le aparece el diablo)
DIABLO: si eres hijo de Dios di a estas piedras que se conviertan en panes
JESUS: Escrito está: No de pan solamente debe vivir el hombre, sino de la palabra de Dios.
DIABLO: (Se ríe. Luego sarcásticamente dice) ¡Ven sígueme Hijo de Dios!
JESÚS: Sólo a Dios seguiré y no a ti.
DIABLO: Como quieras.
(salen del escenario, por unos minutos y aparecen del extremo opuesto donde salió)
DIABLO: (ironía) Mira hijo del Rey, estamos sobre el almenaje del templo en tierra santa. Si eres el hijo de Dios, arrójate al precipicio. Porque escrito está que a sus ángeles enviará para que cuiden de ti. (se burla, haciendo mímicas que lo llevarán cargado) ¡y te llevarán en tus manos, para que nunca des con tu pie en una piedra!
JESÚS: Otra vez está escrito que no debes poner a prueba a Jehová tu Dios.
(Se da la vuelta y atrás de él, Lucifer, saliendo del escenario)
DIABLO: Sobre el Monte de Quarantania estamos; mi estimado Jesús, el Cristo. Para ser exacto 366 metros de altura. ¿Es un monte muy alto verdad?...
En el puedes ver los reinos más grandiosos del mundo.
¡Estos reinos y los que están por formarse en un futuro que sólo tú y yo conocemos; serán tuyos!
Todas estas cosas te las daré, si caes y me rindes un acto de adoración.
JESÚS: ¡Vete Satanás! Es a Jehová tu Dios a quien tienes que adorar. Y es sólo a él a quién tienes que rendir servicio sagrado.
DIABLO: (Sale del escenario enojado)
JESÚS: (Camina y antes de salir del escenario mira al cielo) ¡Mi padre ha enviado ángeles!
TERCERA ESCENA
(El diablo está sentado sobre una roca en las faldas del monte Quarantania)
DIABLO: ¿Cómo pretende él ser el hijo de mi enemigo? Un simple carpintero, nacido en Belén.
Por suerte sigue vivo. ¿Por qué no murió? cuando Herodes ordenó matar a todos los niños de ese pueblucho. ¡Ahhhh! pero siempre tiene que intervenir esos angelitos, con sus alitas de paloma y su aureola que me provoca eructos. Uno de ellos, avisó a José para que salieran huyendo a Egipto.
¡Y hay más ángeles que son fieles mandaderos (con burla) de Yavé.
Que les importa, si ha nacido un niño más. ¡Como si este fuera tan importante! ¡El hijo de Dios! ¡Vaaaa!
¡Un rey no permite que su hijo nazca en un pesebre. Junto a animales. ¡Y donde quedó la realeza!... ¡Rey de Reyes, Yavé! ¡Pero ese tal Jesús de Nazaret, acaso es Rey de bueyes y de ovejas!
ESRA: Disculpa desconocido. ¿Contra quién estas enojado? Tiembla la tierra y se oscurece el día cuando tu gritas. ¿Quién eres tú?...
DIABLO: ¡Que! ¿Acaso no me conoces?... Cuernos y cola larga ¿no te dan pista de lo que soy?
ESRA: Con un buey, o un camello te he descartado, pues estos animales no se ruborizan tanto. Ni hablan como tú.
¿Qué bestia, eres?
DIABLO: No soy ningún animal de las praderas. ¡Yo soy el Diablo! Y estoy enojado porque hubo un hombre que rechazó mis bendiciones.
ESRA: ¿Y cuáles son?
DIABLO: famas, riqueza, demasiado poder y varias naciones a quien gobernar. ¡Y las rechazó!
ESRA: Pues si tu oferta sigue en pie, yo ando buscando esos lujos. Pero también un padre a quién amar. ¿Quieres ser tú mi padre?
DIABLO: (se ríe) ¡pues no sé que es amar!, pero si sé que hacer un pacto. ¡Dame tu alma! y te ofrezco dar el doble y aún el triple de lo que ofrecí a Jesús.
ESRA: (Piensa) No me parece que el trato sea justo. Como pretendes que te dé mi alma cuando muera, si mi madre me enseñó que el alma es el mejor tesoro del cuerpo.
DIABLO: ¡Pues vete de aquí! y síguele a él y pregúntale al Nazareno si desea ser tu padre.
Que al fin el dice llamarse Padre de todos.
(Con furia) ¡Vete de aquí!
(Sale el Diablo por un extremo del escenario y Esra por el otro extremo.)
CUARTA ESCENA:
(Jesús se encuentra en Capernaum sobre una montaña. Se sienta sobre una piedra frente a dos discípulos: Pedro y Andrés y frente a sus seguidores.
JESÚS: ¡Os vengo a enseñarles, pueblo de Capernaum y a todos quienes han venido desde lejos.
Ustedes son la luz del mundo. No se puede esconder una ciudad cuando está situada sobre una montaña. No se enciende una lámpara y se pone debajo de la cesta de medir, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa.
No piensen que vine a destruir la ley o los profetas. No vine a destruir sino a cumplir letra por letra.
Oyeron ustedes que se dijo que no se debe cometer adulterio. Pero yo les digo que todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión con ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.
LAZARO: ¡Jesús de Nazareno! Si estas cosas suceden. ¿Qué puede hacer el hombre para no pecar? ¿Cómo obtener el perdón?
JESUS: Lázaro de Bethania. Si ese ojo derecho tuyo está haciendo tropezar, arráncalo y échalo de ti. Porque más provechoso te es que uno de tus miembros se pierda y no que todo tu cuerpo sea arrojado. De igual forma tu mano.
JESUS: (Se levanta) Oyeron ustedes que se dijo: ¡tienes que amar a tu prójimo y odiar a tus enemigos! Sin embargo yo les digo continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persigue. (Camina Jesús y le siguen) Seguidme (salen del escenario por unos minutos y entran por el otro extremo)
QUINTA ESCENA
(Aparece Jesús, los dos discípulos, los seguidores y al final se queda Lázaro. Luego Esra le pregunta a Lázaro…)
ESRA: (Le toca el hombro) ¿Es él, el Hijo de Cristo?
LAZARO: ¡SI! ¿Y tú que penas tienes? Quieres que Jesús te sane, te quite los demonios, te devuelva algún sentido.
ESRA: Nooo. ¿Por qué?
LAZARO: Porque el Nazareno es buscado por toda estas personas para que le haga algún milagro.
ESRA: ¡Bueno! En realidad ando en busca de un padre. ¡Pero, qué enseña él!
LAZARO: Arriba de este monte, el nos enseñó a amar al enemigo.
A no inquietarnos respecto nuestra alma. ¡Por qué preocuparnos de que comeremos o que beberemos, si son cosas vanas! Jesús dijo que las aves del cielo comen por voluntad del creador y que ellas no están preocupadas en arar la tierra, ni recogen los frutos.
ESRA: Mmmm. No conviene que sea mi padre. Pues el enseña cosas contrarias a las enseñanzas de mi madre. Mamá decía: Ojo por ojo y diente por diente. También: El que a hierro mata, a hierro muere.
Y papá decía que los frutos se consiguen con el sudor de la frente. Que nada viene regalado sino se gana con el esfuerzo.
LAZARO: No contradigas las palabras de Jesús, que algún día te darás cuenta que él será la luz que guíe tu camino. No busques lo fácil sino entrégale tu vida a él.
(Jesús estaba escuchando. Y con tristeza los ve y se retira con toda su gente)
ESRA: Gracias por tu consejo. Pero seguiré mi camino.
SEXTA ESCENA:
En la ciudad de Capernaúm, aparece una mujer leprosa.
Mujer leprosa: ¡Señor mi Dios! Cuida mi alma. En tus ojos he puesto mi esperanza.
Sé que mi hora de partir está cerca. ¡Ya siento mi infortunio! (aparece la muerte atrás de ella y le toca su hombro)
La muerte está cerca de mí. Siento su presencia.
(Poco a poco cierra los ojos y muere)
MUERTE: (se retira de ahí y camina. Mientras aparece Esra)
¿Qué?… ¿me ves?
ESRA: Si… puedo ver tu atuendo, más tu cuerpo por completo no. Esa capa oculta tu rostro, pero los huesos de tus manos los he visto.
¿Qué ocultas dentro de esa capa?
MUERTE: (Se quita la capa) ¡Esto oculto! ¡Eso soy!... La muerte.
ESRA: (Habla con miedo) He visto como has tocado a esa pobre mujer. Y como ella ha cerrado sus ojos para descansar eternamente. ¡Así como a ella! ¿Te llevas a ricos y pobres por igual?
MUERTE: ¡Así es! Ese es mi trabajo. Para eso voy por todo el mundo. Terminando con la vida de aquellas personas que ya les toca partir. Nadie se escapa del destino. Y de mis manos aún nadie se ha escapado.
ESRA: A ti te tengo miedo. Pero creo que eres un digno prospecto para ser mi padre. He emprendido mi viaje desde Emaús; y, me he encontrado a personas como tú. ¡Así de poderosas! Sin embargo no me convenían como padre. Uno pidió mi alma. Y del otro; anda enseñando el amor hacia el enemigo. Cosa que no comparto.
Pero tú eres justo. ¿Quieres ser mi padre?
MUERTE: (LO PIENSA) ¿Has escuchado? No puedo tenerte a mi lado porque nunca estoy en un mismo lugar. Mi casa es una cueva, ubicada en el desierto de esta ciudad.
Debo alimentarte, instruirte, apoyarte en tus decisiones y reprenderte cuando así sea necesario. ¡No tengo tiempo!
ESRA: Yo sé cuidarme solo. Y puedo cuidarte. De la misma forma que cuidé a mis viejecitos. Te esperaré a tu regreso, con vino y pan.
MUERTE: Está bien. Ven conmigo iré a mostrarte nuestro hogar. (Salen del escenario)
SEPTIMA ESCENA. (Esra cumple 18 años. Y está a la espera de su padre)
ESRA: Mi padre hoy vendrá. No sé que trae para mí. Espero que recuerde esta fecha.
(Aparece la muerte)
MUERTE: ¡Hijo! ya eres grande y es tiempo que conozcan de ti por toda Palestina. ¿Qué deseas ser? Pídeme lo que quieras.
ESRA: Siempre quise ser un doctor, para curar a leprosos, ciegos, sordos. Así como lo es el Nazareno.
Yo quiero curar, pero que me paguen y no de gratis como lo hizo el hijo de Dios.
MUERTE: Ven, sígueme. Iremos al Monte los Olivos.
Lleva ropa, alimentos y agua para emprender ese largo viaje. (Sale de la escena).
(Entran del otro lado del escenario)
ESRA: Que vas a mostrarme padre. ¿Qué hay aquí, que pueda servirme?
MUERTE: ¿Ves esta planta? Esta puede curar a todos los enfermos. Sólo basta con machacar sus hojas en un poco de agua. Darle de beber una sola gota y este se levantará de inmediato de su cama. Pero, si estoy ahí al lado del enfermo. Esperando su momento. No le darás de beber. Si estoy sentado junto a los pies del enfermo. Tocándole sus dedos para que sienta mi presencia; no le darás de beber.
De ninguna manera le darás, estando presente. Pues es el destino de ese enfermo, morir.
Me entendiste. Ya hubo uno quien pudo salvarse de su muerte, a cuatro días de estar sepultado. Cuando un hombre le ordenó que se levantara.
ESRA: ¿Quién era ese hombre?
MUERTE: Jesús el Cristo. Y el que resucitó era Lázaro de Bethania.
ESRA: A ambos conocí en Capernaúm. ¡Pero… bueno! Dime entonces cuando empiezo con mi trabajo.
MUERTE: No creas que no habrá un castigo si no me obedeces.
ESRA: ¡Está bien padre! No te preocupes que siempre te haré caso. (Corta la planta)
MUERTE: Salgamos de aquí. (Salen del escenario)
OCTAVA ESCENA: (Aparece el rey sentado en su trono)
CRIADO: Señor Herodes (se postra) Soy yo el mensajero de malas noticias.
REY: A ver dime, ¿De qué debo preocuparme? Hay algo más urgente que gobernar este Estado.
CRIADO: Su hija Roxana pasó enferma toda la noche. Y su salud empeora.
REY: He enviado a sus aposentos a todos los doctores de Belén; pero ninguno sana su agonía.
CRIADO: Conozco de un Joven médico en Tiberia que ha sanado a enfermos. No con tanta precisión que Jesús. Pero esta en tus tierras, mi señor. Si tú deseas iré a buscarlo para que pueda salvar a la princesa Roxana.
REY: Ve y llévate a algunos centinelas para que cuiden de ti. Dile a ese muchacho que si sana mi hija tendrá la mitad de mi oro, la mano de Roxana, y cuando muera será el rey de estas provincias.
CRIADO: A la orden su majestad. Partiré de inmediato a Tiberia.
(Sale del escenario por unos segundos. Aparece del otro lado del escenario acompañado de los guardias del rey)
CRIADO: Salid al llamado leal ciudadano del Rey Herodes. El Rey ordena que te presentes en su morada, para que alivies el dolor de su hija; la Princesa Roxana. Y ha dicho que si la curas tendrás fortuna inimaginable, te casarás con la bella doncella; y cuando muera el Rey, tú serás el soberano de sus provincias.
ESRA: Espera. Iré a traer mis cosas (entra a la cueva. Luego sale con una manta que envuelve las hojas, un recipiente, etc.)
(Salen del escenario).
NOVENA ESCENA: (Está la princesa postrada en cama. ESRA y El Rey entran a los aposentos de la princesa)
(Se queja Roxana del dolor. Mueve su cabeza de un lado a otro)
REY: ¡Hija mía!, cálmate (se acerca a Roxana y le acaricia su cabello) Conmigo está Esra, un joven doctor, de Tiberia. El te curará. He enviado mis plegarias a los dioses para que así sea. ¿Y espero que lo sea? (mira a Esra. Se acerca a él y le toca su hombro) porque si no rodará tu cabeza. ¿Entendido?
(Entra la muerte por la pared. Se acerca a Esra, quién está machacando las hojas y mezclándolas con el agua)
MUERTE: (Con enojo) ¡Esra, no lo hagas!
ESRA: Pero Padre. Has escuchado que rodará mi cabeza si no salvo a la princesa.
MUERTE: Esra, cumple el juramento que hiciste en mi presencia.
ESRA: Lo he cumplido padre al pie de la letra. Pero esta paciente será mi esposa y tendré la fortuna del rey.
MUERTE: (grita) ¡No Esra! Ella debe morir.
ESRA: Padre perdóname. Pero quiero formar una familia y quién mejor que Roxana.
MUERTE: ¡Haz tu voluntad! (Sale del Escenario)
ESRA: (Le da de beber la medicina) Ya con esto no sentirás dolor y tu enfermedad sea cual sea desaparecerá.
PRINCESA: (Abre los ojos) Padre gracias por encontrar a este atractivo médico.
REY: Roxana, el será tu esposo.
PRINCESA: Padre te obedezco. Si así tú lo quieres, me casaré con él.
ESRA: Pues princesa, yo estoy honrado, pues no he visto flor tan hermosa como tú, mi bella Roxana. El estar contigo comprometido no es un castigo, sino un bello regalo del destino.
PRINCESA: Padre, has escogido bien a mi esposo. Aparte de ser galante, es un poeta.
REY: (los abraza) Vamos hijos míos prepararemos la boda. (Salen del escenario)
DECIMA ESCENA: (en la casa de Herodes)
ESRA: ¡Mujer!... mi padre me ha perdonado.
Le veía furioso. Creí que no me daría su perdón. Pero me dijo que no vuelva a dar la medicina si se encontrase dentro del aposento de cualquier enfermo.
ROXANA: (Llora) Esra mi padre se enfermó durante tu viaje. No ha probado alimento alguno, porque su cuerpo lo desecha. Tiene fiebre, dolor de cabeza. Y por las noches se queja de un dolor abdominal.
Esposo mío… ¡Salva a mi padre! ¡Tu suegro!
ESRA: ¿Donde se encuentra?
ROXANA: Junto al lado de nuestra alcoba.
ESRA: Vamos a su morada (salen del escenario)
(entran de nuevo. Ya están presente el Rey y la muerte está sentado junto a sus pies)
ESRA: ¡Mi padre!... ¡No puede ser! (Esra encamina sus pasos hacia una mesa para preparar el remedio)
MUERTE (La muerte alza su mirada a Esra y desde la cama le habla) Esra, recuerda que perdoné tu desobediencia. Salvaste a tu esposa de mí. Quisiste salvar a Jesús durante su trayectoria a Gólgota. ¡Si él hubiera bebido del brebaje, no te perdonaría!
Reacciona Esra, estoy presente y es destino del Rey morir ahora.
ESRA: ¡Padre!... es mi suegro. Roxana no me perdonaría si lo dejo morir.
MUERTE: Esra no lo hagas. Que si lo haces, vendrá mi castigo.
ESRA: Padre perdona, pero el cómo humano debe tener una segunda oportunidad.
MUERTE: ¡Te advertí! Después te arrepentirás. (Sale enojado del escenario)
ESRA: Rey, abre la boca y bebe todo el remedio.
(el rey bebe y él se incorpora en la cama)
REY: Gracias hijo mío por salvarme.
DECIMO PRIMERA ESCENA: (Aparecen Esra y la Muerte dentro de una cueva. Se ve iluminada, debido a que dentro de ella hay varias velas)
ESRA: Padre, que hacemos aquí. Estamos retirados de nuestro aposento y no comprendo el motivo por el cual hemos venido hasta esa cueva.
MUERTE: Vengo a mostrarte las consecuencias de tu desobediencia.
ESRA: ¿¡Me vas a quemar con todas estas velas!?
MUERTE: ¡No!... (Se mueve de un lado a otro) Verás cada vela representa el tiempo de vida de todos los humanos. Y son ellos que deciden como vivir. Si su decisión es equivocada poco a poco se derrite y la parafina que cae son las horas, días o años que el hombre desperdicia en su destino.
ESRA: ¿Y cuál es mi candela, Padre?...
¡Es esa!... ¡La más grande y gruesa, de cuya parafina no cae por montón!
MUERTE: ¡No! Esa vela representa la vida de Enóc.
ESRA: ¿Fue Enóc un discípulo de Jesús? Uno de aquellos que estuvo en el Monte de los Olivos, cuando capturaron a Yavé.
MUERTE: No exactamente. Pero si fue fiel a Dios, y, el señor se lo llevó para que no sufriera el dolor que de mis manos provoco en su ida de este mundo. Era descendiente de Adán.
Por eso su vela está intacta desde el día que Elohim se lo llevo. Su luz brilla, pero la cera que debería de derretirse, nunca lo hace.
ESRA: Mmmm… ¿Entonces es aún más corta mi vela? (Se dirige a una vela aún más pequeña que la anterior, la indica y pregunta) ¿Es esta mi vela, padre?
MUERTE: ¡No! aún estas equivocado. (Se acerca a Esra) ¿Te acuerdas de Lázaro?
ESRA: (Asienta la cabeza) Si, padre.
MUERTE: ¡Esa es su vela! Después de que Jesús salvó su cuerpo de mí, la parafina de su cirio volvió a unirse hasta formar de nuevo su luz. Pero es aún pequeña, por que vivirá 30 años más.
ESRA: Si no es esa mi lumbre, ha de ser otra más pequeña que el cirio de Lázaro. Una que me indique que me queda 20 años de vida o un poco más. (Se mueve hacia otra vela) ¡ Está debe ser mi farola; verdad padre!
MUERTE: No Esra. Tu vela es aún pequeña.
ESRA: ¡Y ésta que es la más pequeña! ¿Acaso es mi candil?
MUERTE: Esa que tú dices, tardará es apagarse en un lapso de 1 a 3 años. Si no es que la persona a quién representa, deje de fumar. Sólo así su vida se prolongará más
ESRA: No veo otra más pequeña. (Su respirar se agita. Comienza a sudar, le tiembla la mano izquierda y con la otra se agarra el pecho)
MUERTE: Esa… que está detrás de la más pequeña. De cuya luz se ha de consumir por la cera derretida; es tuya hijo mío. Te queda, según el titileo de su fuego en unos segundos.
Por cuanto desobedeciste mis órdenes, ese será tu castigo. Tu vida se consumió inmediatamente desde la primera vez que no me obedeciste, y en su segunda oportunidad, que no aprovechaste, su luz se volvió en una llamarada, cuando mis ojos de ira te vieron, cuando le diste de beber el remedio al rey; tu suegro.
ESRA: Padre, perdóname… no quiero morir (le da un infarto, y este aún le ve el rostro de la muerte)
MUERTE: ¡El pecado y la desobediencia es muerte!