Estoy cerca de empujarte al abismo del olvido
y echar sobre ti los recuerdos que he tenido
pero algo dentro de mí me detiene
y en esos instantes todo de ti se me viene.
El ambiente es tan sombrío por acá
que no sé si es día o noche la que se va
y todo por la causa que tú me das
eres para mí un desierto de soledad.
Al parecer ahí es donde habito
perdido en las arenas y lo admito,
no entiendo por qué te dibujas en mi subconsciente.
¡Fuera de ese lugar! ¡No vengas ni me tientes!
¡Llanto de rabia, luz de la perdición!
Tú eres la que destruyó mi ilusión
¡Cielo rasgado, indeseable pesadilla!
Vete antes de que las deje caer en mis mejillas.
Las tinieblas y tormentas son tus recuerdos
a cada paso estoy caminando lerdo
sin que los años caigan sobre mí
poco a poco, ya verás que tendrás un fin.
Sobre este capricho ahora estoy escribiendo
no sería nada raro que te esté maldiciendo
ni tampoco que te estés muriendo
en mi mente, la cual te está sintiendo.
Al fondo del abismo te esperan mis llamas
las mismas que formaste y ahora te reclaman
las cuales se apagarán y tendrán calma
cuando cumplan con quemarte hasta el alma.
Desventura de mi existencia, siniestra muerte mía
por qué transformas en tinieblas mis días
la luz se viste negra y te dibuja en la senda
mi sangre se derrama a pesar de las vendas.
El trémolo de mi melodía luce tan sombrío
y todo por tu culpa, te vas y me dejas vacío
junto a tu osario pondré mi perenne recuerdo
así será, porque olvidarte yo no puedo.
Si me preguntan por ti, no responderé
si te veo por ahí, te ignoraré
hasta que en el camino mi vida fallezca
en forma natural o algún dolor se me ofrezca.
Te recuerdo cuando dormía, te mostraste rutilante
yo en una pira, tú riéndote tan tajante
el vértigo me cayó encima y ahí desperté
con sollozo de pavor, como la penumbra te imaginé.
Es tan helada tu presencia ante mi cuerpo
mas prefiero ser ignoto a estar contigo un momento
tengo languidez de tan solo pensarte
inspiración al desprecio, no vale la pena hablarte.
No hay cosa en el mundo que me haga retorcer tanto
auguro que no habrá final en esta historia de espanto
de dolor, de miseria, solo la muerte se me acerca
y en tono elocuente me tienta a ir más allá de la cerca.
Yo le digo ¡no!, porque no viene al caso
acabar con mi existencia, destruir todos mis pasos
aunque me consuma tu cruel despedida
nunca cederé a acabar con mi preciada vida.
Cada vez más próxima y vuelvo a la misma escena
el mismo abismo, la misma condena
el perfume quedará grabado entre las rocas
no exhalarás ni por la nariz ni la boca.
Mis palabras se desvanecen, ya no tengo más que decir
tan solo adiós para siempre, aunque no me puedas oír
yo sentado sobre mis tristezas y tú sin saberlo
el final más largo que te deseo sin poder hacerlo.