Le falta una palabra a mi poema.
Le falta la mirada a nuestro encuentro.
Le falta una palabra muy pequeña,
que todo me lo diga y en silencio.
Es esa que te piensas, no lo dudes.
No tienes que inventar ninguna otra.
Mas no puedo escribirla si no sale
del beso de los labios de una boca.
Es más que una palabra esa palabra
y, porque no la tengo, me la callo
y espero que algún día me la escriban
las plácidas caricias de unas manos.
Me falta una palabra imprescindible
para finalizar este poema,
que dice sin decirlo la palabra
y puede concluir cuando te vea.