Nancy: ¿sabes que te has convertido en toda mi vida?
Cada día que amanece, busco una nueva forma
de sorprender tus sentidos,
de hacerte saber que guardo conmigo la huella de tu imagen,
que ansío tus besos y que anhelo recorrer tu cuerpo desnudo
con mi lengua…
de norte a sur, deteniéndome en el centro mismo de tu geografía
de mujer…
sintiendo el calor de tu piel.
Déjame recorrer cada palmo de tu cuerpo:
quiero percibir la excitación que emana tu piel
al ser acariciada por mis manos indecentes…
hasta hacerte perder la compostura,
el pudor y la decencia…
hasta que tú ya no seas tú, y yo ya no sea yo…
hasta que seamos uno solo:
función trascendental,
derivación de orden superior,
concavidad con un punto de inflexión exacto:
hacerte el amor.
Pero el tiempo es indescifrable y pasa demasiado rápido
cuando estamos juntos… y no podemos detenerlo.
Ojalá fuera físico para descubrir la forma de estirar el tiempo
y el espacio más allá de lo que pueden percibir nuestros sentidos:
porque quiero amarte indefinidamente y
porque quiero protegerte y sorprenderte cada día de mi vida…
¿me dejarás hacerlo?
Esperé mucho esa respuesta, pero ya me la has dado.
Y me has hecho tocar el cielo, aún sin haber tocado la
desnudez de tu cuerpo:
integración por sustitución trigonométrica de nuestros corazones,
función seno que me permitió acariciar la desnudez de tu alma.
Sé que, llegado el momento que los dos deseamos,
no quedaré decepcionado.
Y te aseguro que tú tampoco.
¿Puedes sentir cuánto te amo?
Sé que sí; lo he visto en tu mirada.
Y, ¿sabes cuándo te voy a dejar?:
NUNCA.
Porque a partir de hoy te has convertido en mi
Integral definida con límites al infinito.