Mi mirada no era digna de ti,
mis ojos te llamaban a gritos,
acaso eras un ciego ambulante de la vida,
acaso yo era una chica sin medidas.
Era la mirada perdida del amor,
era la mirada perfecta de la esperanza,
sólo faltaba una palabra clara,
para saber lo que sentías,
y yo sin renunciar a nada,
aún me resistía día tras día.
Reclamar mi amor por ti un miedo me invadía,
un sentimiento se apoderaba,
una tristeza me atormentaba,
no era más que una triste despedida.