En el momento en que te tuve por primera vez en mis brazos, supe que vendrías a cambiar totalmente mi vida, nuestras vidas; con ese cuerpecito frágil y un alma inocente, pude ver a través de tus ojitos que eres la felicidad que complementa la dicha de un hombre a ser padre.
No puedo describir lo que siento por ti, necesitaría muchas hojas para contarlo, pero de lo que si estoy seguro es que te amo y de adoro con todo el corazón, eres la bendición que dios puso en nuestras manos para formar una familia, él nos eligió para ti porque está seguro y convencido que somos capaces de cuidarte y amarte con mucho cariño.
Tu madre y yo hemos dejado de hacer cosas que solíamos hacer juntos y es por el hecho de tenerte ahora entre nosotros, que tenemos actividades diferentes durante la jornada diaria, sí; las tenemos, pero no dejamos de pensar que todo el esfuerzo que hacemos es por ti, que lo hacemos cada día por verte sonreír, por escucharte reír a carcajadas, por contagiarnos con tu ternura, por esos abrazos y besos que nos das, es la mejor recompensa después de días difíciles, me llenas de energía con sólo ver como se te ilumina tu carita a mi llegada, es algo que no se puede describir tan fácil.
Ahora que ya das tus primeros pasitos, veo que ya quieres recorrer el mundo como si lo conocieras, espera hija; dame la oportunidad de mostrártelo poco a poco y de conocerlo junto contigo, déjame compartirte mi experiencia, mi enseñanza y educarte con amor.
Termino diciendo que ya es un año que te tenemos con nosotros, que la espera de 9 meses y este primer año es sólo el principio del viaje, que lo que viene ahora es aprender juntos y que me enseñes como ser un buen padre para ti.
Hija, te amo.
Atte. Tu papá
Colaboración de Jorge Pérez
México