Un día domingo, atareada del trabajo y sin lugar a dónde ir, desesperadamente busco la manera de sobrevivir a aquellas pequeñas cosas que me tienen sin pensar. Son tantos los pensamientos míos y ajenos, tan distinta es la vida a como siempre la imaginé… Es por eso que fantaseo con un mundo de silencio, en donde nada importa, en donde nadie habita.
Nunca he sabido cómo llegué a esta conclusión de querer perderme sin que me importe nada, de saber que sólo existo yo y nadie más.
Hay veces en las que me deprimo tanto, a punto de querer llorar, de querer no saber nada más de mí ni de los demás. Pero pienso una y otra vez en mi familia: una como ella no se da dos veces en este mundo, y querer ahora salir de mis problemas por la puerta falsa no es la solución.
No siempre las palabras de los demás son ciertas ni las personas que dices conocer son siempre,como tú los describías. Tarde o temprano toman venganza sobre ti, te hieren a pesar de hacer cosas buenas por ellos. No les importa tus sentimientos, lo único que les importa es dominarte y hacer de ti una persona muy débil, frágil y vulnerable.
Por el miedo a estar sola, por querer ser parte de algo y tener que fingir ser una persona que no eres. Por la atención de todas esas miradas hacia ti, de ser amada sin poder amar. De reír sin sentir felicidad, de estar en los brazos de alguien y no sentirte querida. De no poder sentir más que inseguridad por ti misma, de no quererte mirarte al espejo y decir, una y otra vez, que prefieres ser como esa chica de la revista…
¿Acaso es eso lo que quieres? ¿Sufrir día a día por el resto de tu vida? Debes de saber que así siempre será: tu cuerpo es tu cuerpo, tu cara es tu cara, tus amigos son tus amigos, y su amor y afecto jamás cambiará. Así que date por vencida y acéptate no por lo que eres, sino por lo que llegarás a ser.
Una persona realmente segura de sí misma no tiene por qué sufrir, a menos de que así lo quiera.
Colaboración de Kari
México