Perdóname si mis pensamientos son malos,
no pueden ser siempre románticos,
o en otros casos, ser cariñosos.
Perdóname si las estrellas se caen al mar,
son heridas con rencores nocturnos,
y no pueden aferrarse bien del cielo.
Perdóname si el mar se tiñe de rojo,
la fría luna fue herida y sangra mucho
por haber amado sin ser amada.
Perdóname si el cielo se vistió de funeral,
es que han muerto mis esperanzas de amarte,
y si hubiera oportunidad de renacerla, esperaré.
Perdóname si algún día te dejo de amar,
no puedo amarte sabiendo que tú ni siquiera sabes que existo
también sabiendo que hay muchos peces en el maldito mar.
Colaboración de Grecia Vázquez Conde