Cuando mi compañero de años se fue, decidió dejarme, pensé que sería lo más doloroso, que terminaría siendo una frustración en mi vida, pero en realidad no fue así. Indudablemente, dolió, y mucho, y por algún tiempo me sentí quizá deprimida, confundida, decepcionada, enfadada y triste. Creí que me secaría de tanto llorar, pensando que no habría consuelo, pero con el tiempo, empecé a ver las cosas de otra manera, con otra perspectiva, sanando así las heridas que dejó, y renaciendo un nuevo ‘yo’.
Hoy, sin embargo, amigo mío, después de que te habías convertido en alguien muy especial, al darme cuenta de tu distanciamiento, tu ausencia empezó a dolerme de forma inexplicable, provocando en mí, una sensación de vacío profundo, algo que no puedo definir de forma precisa, y que jamás sentí cuando él se fue de mi vida. Eres tan sólo un amigo, pero como todos y cada uno, eres irremplazable para mí, creo que si pudiera hacerlo, entonces no serías especial y simplemente serías una persona más que pasó por mi vida.
He tratado inútilmente de comprender por qué te alejaste, busco respuestas y no las encuentro, tan sólo sé que siempre te voy a amar, así tal cual… Jamás dejaré de extrañarte, de sentirte, y nunca te voy a olvidar. Trataré de permanecer cerca, de no perderme, y cuando decidas volver, ahí estaré, incondicional como siempre.
Colaboración de
Mónica
México