A mi pequeña hermana le digo lo grato que es compartir una vida juntas, nosotras sembramos lo que nadie ha podido cuidar, una amistad que cualquiera quisiera tener, aún recuerdo nuestra infancia tan difícil que vivimos al irse de nuestras vidas, la mujer que nos dio el hermoso regalo de conocer esta familia y esta vida que estamos compartiendo.
Juntas hemos logrado lo que muchos no han hecho, sufrimos la pérdida de nuestra madre, lloramos la despedida de nuestro hermano mayor, al marcharse radicar a otro lugar, nuestras hermanas que al formar su familia, nos dejaron el papel importante de llevar acabo una responsabilidad, que aunque no nos pertenecía, lo logramos.
Hoy hemos crecido y nuestras vidas han dado un giro impresionante, sé que de un momento a otro, las dos formaremos nuestras familias y nuestras vidas serán totalmente diferentes, yo te extrañaré mucho, porque juntas hemos vivido una lucha que sólo las dos podremos explicar.
Pero quiero que siempre tengas presente, que yo estaré contigo en el momento que tú me necesites, porque eso haría una verdadera amiga y nosotras aparte de ser hermanas, somos unas grandes amigas y yo, como tu amiga que soy, estaré a tu lado para apoyarte siempre, siempre y te cuidaré y te protegeré de todo lo que esté a mi alcance, como hasta hoy lo he hecho…
Cuando esta separación suceda sufriré como no tienes idea, porque esta amiga que Dios puso en mi camino nunca la podré olvidar y todo el tiempo pediré a Dios te bendiga y proteja de todo mal. La vida es un mundo que gira y gira, nuestro mundo aún no ha dado la vuelta completa, pero el día que lo haga estoy segura de que nos volveremos a encontrar, porque el destino es separarnos algún día y concluir con nuestro camino cada quien por su lado.
Y nuestra amistad tiene una gran ventaja, nunca perderemos comunicación, porque nuestra amistad se formó en nuestra casa con nuestra familia, con sufrimientos, alegrías, enojos, triunfos, caídas, y muchos sueños compartidos y que algunos hemos logrado que hoy sean parte de una realidad.
Te quiero mucho hermanita, y si Dios me diera a escoger de nuevo a otra amiga no te cambiaría por ninguna, porque he aprendido que una amiga lucha contigo por lograr que tus sueños se conviertan en realidad, muchas pero muchas gracias, por ser lo que eres, una enorme amiga.
A mi amiga blanca le agradezco infinitamente de su compañía y comprensión que Dios me la bendiga para toda la vida.
Colaboración de
Rossi Hernández
México