Como un castigo o una eterna maldición
Sin poder encontrar la razón
Sigue el temporal viento, lluvia y desolación
Ríos, arroyos y todos los pasos inundados
Todo es agua, viento, frío y desazón
Ojalá el Dios de las alturas tenga piedad
Mañana amanezca el sol corriendo la tempestad.
Destellan los relámpagos en la negra noche
Y retumban los truenos haciendo temblar
Hasta el alma sin escuchar un reproche.
Las pocas provisiones se van terminando
Hay que ir hasta el poblado más cercano
Ni el más corajudo se anima a cruzar el monte
Puede perderse por el camino hasta el más baquiano
Hay que llevar tranquilo el corazón
Firme la vista al frente y al tino por rumbeador
Si me pierdo mala suerte, el destino tendrá razón.
Hará frente al temporal nada detiene al mendigo
Lleva puesto su remendado y gastado abrigo,
Un viejo sombrero de cuero con su ala gastada
Por debajo su negra mirada
Como la noche más oscura
Pero no tan negra como su suerte,
Lleva un viejo revolver en la cintura
Por si en la negra espesura del monte
Debe hacerle frente hasta la muerte,
Una maleta desteñida regalo de viejo amigo
Se persigna antes de hacerse al camino
Confía en su instinto el mendigo.
Cuando llega al paso hondo
El arroyo se ha desbordado
El viejo puente está todo inundado
Lo mira y comienza a cruzarlo sin prisa
Aferrado a las barandas con el agua a su cintura
Demuestra su destreza y firmeza en sus decisiones
Está intacta en su sangre, su vieja bravura
Haciendo gala de tiempos pasados
Antiguo legado de aquellos varones,
El puente ha cruzado, íntegramente está mojado
Ya pueden verse las tímidas luces del poblado
Llega hasta un almacén donde el tiempo no ha pasado
Anidando en su interior aquellos días se han quedado,
Guarda las pocas cosas que ha comprado
Sin demora otra vez al camino ha regresado.
Una ráfaga de viento su viejo sombrero le ha quitado
Debe cruzar nuevamente el viejo puente inundado
Con ramas y árboles que el arroyo ha traído
La furia del agua de sus bordes lo ha arrancado
Y en las barandas del puente las ha incrustado,
Termina de cruzar el viejo puente todo mojado
Ya sobre la cabecera del mismo busca el camino
Un relámpago alumbra el cielo y parte la negra noche
Lo ayuda a encontrar el camino, cosas del destino.
Se gana en el monte y tiene una rara premonición
Que desde las sombras alguien lo está observando
No tiene miedo y está tranquilo su corazón
Siente una rara curiosidad y en su piel una sensación
Que en la espesura del monte unos ojos lo siguen mirando
Siente el frío que lo cala hasta los huesos tiembla mojado
Está muy cansado, le pesan los pies totalmente embarrados
Por un claro del monte divisa su vieja cabaña
Falta poco ya casi estoy llegando si la vista no me engaña
Lo espera su viejo sillón y el calor de un buen fogón
Pero no logra quitarse de su piel esa sensación
Como una duda clavada en su corazón.
Por fin ha llegado, bajo el corredor ha dejado colgado
Las embarradas botas y su negro abrigo todo mojado
Dentro de la cabaña agrega unos troncos al fogón
Saca de la maleta los alimentos comprados
Medios mojados, sobre la mesa los ha dejado
De mojarse poco se ha salvado.
De repente siente un golpe y arañazos en su puerta
Lo que ha sentido lo desconcierta
Lentamente con su puerta entre abierta
Con su luz las llamas del fogón
Le revelan su dudas y aquella sensación
Como explicarles con palabras para que me pueden entender
Si mi corazón lo que está viendo no lo puede creer
Una perrita abandonada que me destroza con su mirada
Es la imagen de la piedad, desolación, angustia y soledad
Está temblando de frío, y a mí se me prende fuego el corazón
Quiero encontrar una justificada razón
Para que alguien pueda dejar abandonado
A la suerte del destino con este temporal
A un ser tan pequeño, humilde, frágil y desamparado,
Lentamente me acerco, me mira asustada
Hasta tocar su cabeza, es tan tierna su mirada
Que me destroza el corazón, tiemblo de la emoción
Al ver que entre su patas cuatro ojos me está observando
Tiene dos pequeñas crías que desconfiadas me están mirando.
Las tomo entre mis brazos
Y al lado del fogón las he dejado
Se esconden debajo de una vieja silla
Y al mirarlas están tan delgadas y sumidas
Que se le pueden contar las costillas
Hace varios días que no han comido
Se nota que es mucho lo que han sufrido
En un viejo tazón enlozado al rescoldo de la braza
Una generosa porción de leche se calienta
Para a esta humilde familia en mi casa
El mendigo de su cama ha retirado
Una hermosa manta bordada
En un antiguo cajón la misma ha colocado
Y al calor del fuego duermen bien abrigados
El mendigo en silencio al mirarlas…
Piensa como deberé llamarlas...
A la madre piedad y a las crías ternura y bondad
Hoy les he escrito el más humilde de mis poemas
Esta historia con sabor a pobreza, abandono y humildad
El mendigo pasa a ser el hombre más afortunado
Porque el amor a su puerta a golpeado
Y el temporal en su cabaña un milagro ha dejado
A la vista está la verdad
Pues ahora el mendigo tiene familia
PIEDAD, TERNURA y BONDAD.