Partiste cuando aún no lo esperábamos.
Sin decirme un adiós.
Me hubiese gustado despedirme de ti con un fuerte abrazo.
Pero las circunstancias de la vida no son como uno las quiere, sino como las destina el Dios del cielo.
Se que solo te nos adelantes en salir de este mundo agrio y de pecados.
Cuando te vi en la lugubre habitación de esa clínica,sentí desfallecer. La muerte fría te había robado tu encanto,el color rosa de tu piel,el hoyuelo de tu barbilla y tu tímida sonrisa.
A veces pienso que no te has ido,solo imagino que estás durmiendo.
Quisiera visitar tu tumba cuando los primeros destellos del sol asomen al alba y orarte en silencio.
Hermano,fuiste un hombre de bien,un académico,un profesional,luchaste por tus sueños,sin embargo la muerte oscura no te dejó continuar.
Hermano,desde que partiste nuestras almas siguen intactas.
Seguimos con nuestros destinos...
Pero no es cierto.
Te extrañamos.
Me resulta difícil separarme de tus recuerdos,del niño vaquero,del niño karateca,del niño de rizos dorados,y del hombre adulto de poco cabello con aire extranjero.
Dice un poeta que leí,que cuando tienes a alguien que amas en el cielo,tienes un pedacito de cielo en tu casa.