Estimado corazón:
No pensé que el amor me llegaría de esta forma y de repente, es una loca pasión que se apodera de mi mente.
No quería reconocer la magnitud de lo que tú te estabas convirtiendo en mi vida, al contrario trataba de restar importancia de la que en verdad tenía.
No sé como pasó ni como sucedió, a pesar de tus
constantes indiferencias y de tus más directos desplantes; pero,
lo único que sé, aunque te suene trillado, es que tu significas
mucho para mi y no puedo evitarlo, no puedo evadir lo que yo siento por
ti.
Que no hubiese dado por gustarte, por llenar tus más grandes caprichos
y emociones; por calmar tus más fuertes dolores y conquistar la
razón de tu corazón. Ni siquiera te podrías imaginar,
lo que hubiese dado por ser la fantasía de tus dulces sueños,
por quedarme muy dentro de tus ilusiones.
Quise ser como la luz del día que alumbra la parte obscura de tu vida; una compañía, una alegría; la locura de tus más grandes pasiones.
Pero solo fui una ilusa enamorada que buscaba ser correspondida, y creo que cuanto más me esforzaba por llegar a ti, más lejos tú estabas de mi.
A pesar de que MAS ME VA A DOLER A MI QUE A TI, ES MEJOR NO VERTE MAS, aunque mi corazón te diga que me muero por tenerte.
He comprendido que tú eres prohibido y no puedo obligarte a sentir algo que no quieres, ni puedes hacerlo. Puesto que debes hacer frente con el compromiso moral que tienes con la gente.
A veces pienso que nunca debí permitirte que te apoderaras de
mis cinco sentidos y menos aún, que te acercaras, porque nada de
lo que siento me estaría ocurriendo.
Me he dado cuenta que no te sientes enamorado y menos ilusionado, por
eso tu falta de interés a mis llamadas, a mis molestosos mensajes,
de ahí tus pocas ganas por intentar verme.
Aunque con muchísimo pesar, he comprendido que no soy quien te puede hacer vibrar tus más escondidas sensaciones; y no soy yo, quien te puede sacar de tu tan acostumbrada rutina.
Si tan solo fui una aparecida que nunca debió darte la oportunidad
de ingresar en mi vida...
Si no pudo ser lo que algún día soñé: ser
de una milésima parte de tu corazón la dueña (no
aspiraba a más); sigue tu vida que yo pago mi condena.
Fue muy lindo conocerte, aunque fue muy tarde.
Tu madre te merece; pues, tengo que reconocer, ella tiene tu vida en
sus manos; y por más que me esfuerce TU Y TU MUNDO son más
grandes y poderosos que yo. En ningún momento intente sacarte de
ahí, solo quise ser, de él, una pequeña parte.
Colaboración de Ximena
Ecuador