Es como el néctar de una flor, el sabor del fruto prohibido.
Es el ritmo de una canción que inspira al bailarín, este con armoniosos movimientos dibuja en una tela incolora su talento.
Tal vez torpeza de una ilusión, cuando mi alma se ve reflejada en sus ojos mientras que los míos miran el deseo de mi espíritu.
Su voz no la escucho, la oigo a lo lejos mientras estoy intentando captar su atención. ¡Qué más quisiera la dicha que ser mirada y ni vista, en la mente se divisan varias ideas pero ninguna propia!
Porque todo lo atropella su nombre, el vaivén de su cuerpo, cada gesto me deja atónita. Es el gran dilema de oír o hablar, sentir o escuchar no más me basta tal condena que es la misma pena, me hace cautiva de la marea de estos pensamientos y sentimientos.
Que se chocan produciendo una increíble ola, perdí mi norte y mi sur pero tengo fijo mi este. ¿Qué más puedo agregar en esta hoja, rima o verso? Si tú lo llenas todo y les das vida. Cuando tristemente quede olvidada en un cajón así quedará al fin mi mar en calma.
Asemejo y comparo los sentimientos y demás como un mar y mi mente es el navío
Colaboración de Mecha
Uruguay