Nancy:
Ya no puedo esperar más…
Ya no puedo contener mis deseos sexuales;
siento que se me escapan por cada poro
de mi piel y se diseminan hacia ti a través
del aire, como la brisa que precede a las tempestades,
buscando la suavidad de tu piel de ángel…
Ansío tenerte en la intimidad y hacerte mía
en todas las formas que he imaginado…
quiero tomarte de la mano y llevarte a dar un paseo
más allá del horizonte celeste de tu voluntad.
Voy a apoderarme de tu vida, de tu espíritu,
de tu aliento y de tu esencia de mujer
para satisfacer tus deseos más descabellados.
Te propongo que te quedes conmigo esta noche
y nos dejemos llevar por nuestro lado oscuro,
por nuestros instintos más bajos y primitivos…
Quiero que seas mi mujer y que olvides todo
lo que haya existido antes que yo;
quiero vuelvas a nacer para mí y
que recorras todos los rincones de mi cuerpo,
de mi mente y de mi alma:
porque yo también quiero volver a nacer para ti
para demostrarte que soy un libro en blanco
en el que puedes escribir las más bellas historias,
las más exquisitas sinfonías o la más refinada poesía…
todo lo que se te pueda ocurrir…
porque ya soy completamente tuyo y puedes
hacer conmigo lo que quieras.
Muérdeme: sabes que te deseo como un loco;
ámame: sabes que quiero entregarte todo de mí;
bésame: deja que tu cuerpo se amolde al mío
y que tu corazón reconozca que el mío le pertenece
cabalmente y sin reservas.
Quiero quedarme atrapado entre tus brazos
indefinidamente…
invariablemente esclavo de tu cintura y de tus caderas…
prisionero de tus piernas por siempre.