Estás vestida en la luz
y me alumbras con tu sonrisa,
bajo tu ropa se dibujan tus nalgas,
como luna llena de octubre
o de mayo enternecido,
el impulso de tocarte me muerde
las entrañas y todo mi ser.
Generas resplandor en tu entrepierna,
mi deseo llega a los linderos
de la vida y de la muerte pequeña;
ardo por posar mi mano en ese nido,
rozar tu mejilla me sirve de consuelo
solo por un momento, vuela mi imaginación
y mi carne deseosa se erecta sin control.
Tu mirada florece de manera felina,
pienso que me devora de amor
como un domingo a toda la semana
con sol, con estrellas y risas que ríen
entre el placer y la ternura y la lujuria
de una mano juguetona y desnuda,
ansiosa y tranquila, sin límites.
En lo obscuro eres diosa desnuda,
me das confianza en mí calendario
como a caballo viejo en el tiempo;
no imagino el futuro sin tu presencia
entre los caminos sinuosos y pedregosos
que tarde o temprano llegan a algún lado,
no importan los lugares, sólo tu sombra
como fantasma que guíe mis pasos.
Contigo el tiempo no se despilfarra,
la vida puede ser distinta, otra vida,
otra muy otra, como tú, hechicera
que me absorbes irremediablemente;
mis miedos a las altura se disipan
si planeo en tus ojos infinitos y ardientes.
Autor: Alex P