Un universo reacio a un encuentro, un encuentro inverosímil entre un par de labios indignos y otros, los más rojos, la belleza. Un encuentro indispensable para la vida, un encuentro lleno de poesía, de literatura, un encuentro que emplea como móvil una extensa sonrisa que indiferente a su magnitud, se lleva consigo, en su inconsciencia, los tormentos de un corazón, un corazón reacio a aceptar su necesidad magna, el amor.
El amor a la vida y de la vida, un sentimiento que nace y muere con ella, con un par de ojos, que son naturaleza, los más gratos símbolos de todo aquello que carece de explicación, que escapa a los ingenios nobles de impetuosa sagacidad y sin embargo, reacios a un encuentro, un encuentro inverosímil que sería, de ser, exclamación divina del valor olvidado, esperanza para todo lo bello y natural.
Colaboración de Nicolás
Colombia