Las letras de todos los días aplacan delicadamente la impotencia de tu distancia. Aunque lo pidas, no dibujaré un rostro feliz sin anhelar tu cercanía. Aunque no estés para abrazarme, no puedo evitar la humedad de mis ojos, que comienzan su deshielo sin intentar imaginarte acá, al lado.
Como un edificio que se construye ante el asombro de un mundo mal cerrado; así deseo tu tendencia... Cada centímetro que se eleva
no le pide permiso al pasado... Sólo crece, vuela cada vez más cerca del instinto voraz que le permitió existir.
Colaboración de
Sheva
Argentina