No me encuentro aquí, y es que la brisa ha dejado de soplar a mi cara como lo hacía en aquellos lejanos tiempos de temprana niñez, he sudado tantas veces la gota gorda que estoy sediento de inspiración, suelen decir a esto, sigue adelante, échale ganas, y todas esas frases de apoyo sincero que no retribuye a mi intelecto, o lo muy peor, acércate a Dios, un Dios que me han contado en parábolas de fantasías y que muy pocas, casi nada, ninguna vez lo he visto, a lo dicho me encuentro inspirado para fantasear dentro de mi escritura, elocuente pero poco objetiva, porque así es mi mente, desgraciadamente vivió en un mundo objetivo, donde lo subjetivo es reconocido al menos mientras se le lee, pero no retribuye nada ante el crecimiento social, no, no te confundas, tampoco soy un ser antisocial, de hecho si me conocieras sabrías que soy aún más social que tú, sin embargo, he dejado de ser fuerte, mi estómago está cansado de ser sacudido, estoy cansado de ejercer actividades que no retribuyen a mi felicidad, y ahora después de un tiempo tampoco a mis bienes, creo que lo más fácil sería dedicarme a lo que me gusta, pero ¿qué me gusta?
Hace tanto tiempo que dejé de hacerlo que lo olvidé, suena el teléfono, lo escuché tan lejos que alguien más me tuvo que decir que sonaba, tan inmerso en mí, tan conmiserado, y sabiendo todo esto sobre mí, incapaz aun de sobrellevarlo, porque lo he hecho tantas veces que perdí el interés, no me encuentro aquí, estoy en estas letras en este momento, porque este refugio es tan cálido que podría hacerlo hasta que me fuera permitido, te anhelo.
Colaboración de Dumar
México