A veces el silencio dice más que una palabra, una caricia o un beso. Por eso simplemente callo, y al hacerlo, despierta mi conciencia que quiere dialogar conmigo, exigiendo respuesta a mi inocencia. No se que contestarle, estoy rendida, necesito fuerzas. Prefiero esperar en mi silencio y obtener del silencio una respuesta.
Colaboración de Marita Gallo Zeballos
Uruguay