¡Hoy me siento muy triste! Señor mi Dios, no puedo dejar de pensar en esa viejita… la Sra. Telma… Nunca había tenido la oportunidad de ver como un ser humano se aproxima con tanto dolor a la muerte… En una solitaria sala de hospital, desde afuera se divisa una tele encendida, pero al entrar ahí está ella… Con sus brazos amarrados a su cama, su cuerpito ya muy delgado se retorcía de dolor, sin fuerzas para gritar ayuda, su boca seca sólo le permitía balbucear intensos y silenciosos quejidos, sus cansados ojos expresaban angustia, dolor y soledad, lo que en sus últimos días le tocaba vivir…
Sentí la gran necesidad de tomar su mano, orar y acompañarla en su larga agonía, mientras esperábamos la hora de visita, me escapaba y corría para verla, pero a mi entorno no les pareció justo, aunque yo casi nada les servía, algunos criticaban mi ausencia en los momentos que yo la acompañaba... Es un sentimiento tan profundo que me duele esconder y lloro de pena por ser tan cobarde, no luchar por lo que mi corazón siente…
“Amar al prójimo como a ti mismo”... ¿Será eso que he sentido hoy y no tuve la valentía de derribar esa barrera que me han puesto? Perdón mi Dios por la cobardía y no luchar por lo que siento y alejarme de ella para evitar problemas… Señor del cielo, desde mi casa, en el nombre de tu amado hijo Jesús, te suplico por ella, por tu hija Telma mi gran Dios, que la semillita que se ha sembrado germine en pocos días y tenga el fruto que necesita para irse a descansar con la esperanza que Jesús vendrá pronto!
Amén
Febrero 17 de 2012. Es algo real que hace varios días he vivido
Colaboración de Magnolia
Chile