Hoy, me aceptaste por fin la invitación era tarde ya no podía creer que fuese cierto, caía la tarde; en cielo asomaban las primeras gotas de lluvia, señal que sería una noche fría para los dos.
Llegamos, la cabaña era así como nos la describieron, a pesar de que llovía en ella se respira un ambiente acogedor, decidí preparar algo de tomar, sí, del vino que me regalo mi padre hace años; debía ser para una ocasión especial, para hoy.
Decidiste darte una ducha, me quede terminando de arreglar el pequeño equipaje que llevamos, no me percaté de que tiempo transcurrió, solo sentí tu presencia de nuevo en la salita. Estabas ahí de pie, con tus cabellos rizados y húmedos, lo que te da una apariencia angelical, el aire se embriagó de ti, tenías puesta mi camisa, esa de cuadros que tanto me gusta.
Me quede no sé cuantos minutos contemplándote, pareció una eternidad mi pulso se me aceleró, podía escuchar los latidos de mi corazón tan fuertes que creí que eran tus pisadas, al llegar hasta mí.
Me rodeaste y recostaste tu mejilla en mi espalda, me abrazaste tan tiernamente, que sentí hundirme en un abismo de calma y quietud del que no pedí salir.
Era octubre seguía lloviendo copiosamente, decidimos sentarnos y contemplar la lluvia tan cerca el uno del otro que casi nos fundimos en una sola pieza. Solo anhelaba sentir tu olor, tenerte recostada a mi sin más malicia que vivir ese momento.
Te acerqué tu copa y tomaste un sorbo, me miraste fijamente como queriendo detener el tiempo, como buscando respuestas que temes encontrar. Un relámpago iluminó la sala, y te dije no temas pues sentí que temblabas, decidí buscar una cobija y abrigarte, pues mi calor resulto ser insuficiente muy poco para ti.
Tu que anhelas todo y yo que nada te puedo dar, eso es lo triste de nuestra historia, sabes siempre lo he sabido, siempre he estado despierto ante esa realidad. No hace falta que tus ojos me acusen, que tus labios me declaren culpable sin condena.
Pero que lindo es poder sentir, que nos hundimos por un breve espacio en este mundo solo nuestro de fantasías si quieres, pero que nos llenan de las más bellas realidades, de nuestros sentimientos y de lo que queremos. Así es octubre, lleno de misterios, de sueños de sentimientos, de realidades, de fantasías, de verdad, de mucha humedad, de mucha lluvia, de mucho querer, de mucho temor, sobre todo de mucho de ti.
Lo escribí para una mujer, que amo.
Colaboración de
Shakespeare
Panamá