Ayer me confesaste que eras amante de conquistar a las mujeres, justificando que sentías un vacío, ¿como pretendes que tome eso?, cuando desde un inicio me dijiste que tú no eras así, cuando desde un inicio me jurabas que no eras como los demás, me da mucha tristeza ver como se derrumbó la imagen que tenía de ti, la imagen de haber pensado por este tiempo que un hombre como tú, buen mozo no era como los demás, y me creí afortunada por haber encontrado esa aguja en el pajar.
Ahora entiendo porque me hacías sentir culpable, por reclamarte que mires a otras mujeres, ahora entiendo porque eres tan amable, y porque me reprimías tanto, sé que todo esto está mal, y sé que debo dejarte ir, pero me doy cuenta que no soy valiente, que no puedo estar sola, sin ti, me da coraje y tristeza conmigo misma por no poder salir de esto. Volteo atrás y veo a mi familia, veo a tu familia, veo las promesas hechas, veo las miradas, las acciones, tantas cosas lindas entre tú y yo, pero ya en el pasado. Me siento afligida por sentirme sin ti, pero no en mí, sino en esas personas que involucramos, en esas personas inocentes que sin saber y confiando en ti, abrieron sus corazones para ti, esas personas que te han llegado a estimar y que te imaginan como mi futuro esposo.
Un futuro esposo que viene arrastrando verdades ocultas, que no supo afrontar por miedo, que alguna vez bajo la luz de la luna me tomó de las manos y mirándome fijamente a los ojos me prometió que no era así, que él era la excepción y que si lo dejaba entrar a mi vida no me defraudaría. Ahora no sé qué pensar de todo eso, de todas las palabras dichas entre nosotros, como confiar en ti, como confiar en tus palabras, como confiar nuevamente en tu corazón. Cuando no veo ni una señal para seguir ahí.
Y ahora sin saberlo, sin tener ni una sola idea de lo que fuiste y que ahora tratas de ocultar, ¿estás conmigo por lastima?, ¿por qué estás conmigo?, yo en verdad me entregué a ti en corazón, cuerpo y alma, confiando plenamente en ti, y no sé si fue estrategia de tu parte o tu sentir no acceder a estar con mujeres en este trabajo, no sé si en verdad me esperabas, o simplemente sería una más de tu colección. Dices que me amas, por tu papá que está con Dios, pero me juraste que no eras así por Dios mismo. Ahora, ¿qué podré creer?
Simplemente un sentir de una verdad oculta, revelada después de una mentira vivida.
Colaboración de Elizabeth Mejía
México