El roce de manos en un cuerpo pulcro,
los labios besando y aniquilando hasta sentir ardor,
llegando al vituperio los instintos más idóneos de ambas almas,
tocando y acechando el rostro de agitado apetito,
haciendo explotar el núcleo de sí mismo alentando la elevación,
desbordándose fuego en oscilación placentera,
conmoviéndose el corazón a inmensa desesperación feneciendo en brazos de ceniza.
Necesito el sabor de tu saliva acariciando mi ser,
que tus manos toquen mi intimidad,
sentir tu cuerpo dentro del mío,
quiero enternecerme entre tu piel,
tomarte con fuerza y arrancarte el aliento como si arrancara tu corazón,
saciarte de mí y exhaustos quedemos frente a sol ardiente.