Soy un demonio que gusta de la vida en la tierra, disfruto pasear por toda la eternidad en mi oscuro destierro, más caigo en la tentación de tocar el hierro.
Soy aquel demonio cargado de lujuria que te invita a pisotear mis puros pecados, eres la tentación encarnada y yo el deseo de la magnetita al hierro.
Exquisito tu existir tal que mis labios se mojan, eres aquel fruto prohibido que reside en el paraíso más no puedo tomarte... Soy una serpiente que solo puede arrastrar su cuerpo alrededor de tu árbol, con el delirante y desesperado instinto por engullir tu esencia.
Oh, exquisito delirio, con tus jugosas curvas y tus labios de santo cerezo me obran la idea de que no me expreso.
Tu presencia me prende tal cafeína al dulce adicto... Mi órgano cardíaco me latiguea con la fuerza de los relámpagos del mismo Zeus.
Tu piel tersa y fina, cuando la frotas con la mía es la quemadura de mil días.
Atrevido eres de tomar tus deliciosas cenizas y clavarlas en mis secas lágrimas...
Anda te invito a pasarla en el infierno pues haces buen juego siendo lágrima de los placeres de Eros acompañado de las delicias de Afrodita, anda... No temas, pues vaya que tienes el espirito de Hades y las llamas no serán hacia ti tortura, camina con la magna fogosidad que llevas del mismo Prometeo.
Acompáñame con tu más puro ser para beber del vino de la discordia y acariciar nuestros deseos entre la escoria.
Así es, acércate más para sentir tu escondido fuego pues deseo cocer mis secretos, sí acércate, acércate aún más y hazme tu verdugo, muerde mis alas de ángel caído para hacerte dueño de mis plumas.
Acechame como todas las monstruosas bestias de la tierra, sacíame con tu oscura melena y sentir cosquilleo con tus filosas garras, eso es... Tómame... tómame de mis malditas extremidades pues mi fuego quiere consumirte poco a poco...
Abordame con tu espectro, abuliciónate junto a mi rebosante ser en el suplicio de magma de aquel sucio amanecer tan solo para deleitarnos de placer.
Embosquémonos mutuamente en aquella peligrosa tundra, depredame pues mi demoníaco ser te engullirá por dentro.
Enterézate con mi asfixia, mi deseo es pintar con tu sangre mi lienzo, decántate pues como aquel artista del infierno deseo hundirme en tu cierno.
Sigue posando... entretanto mis vacías venas se atiborran de plasma, posa... posa como si tus gratas tentaciones invadieran tu psique.
Tiéndete en mi lecho, maldíceme con tu hechizo, fractura mis tinieblas que esperan tu sombrío regocijo...
Ruje, Vocifera el pasmo... enciende tu placaje, hostígame con tu violento seísmo... Fisura mis montañas como ansiado y hostil apocalipsis...
Culmina como si fuese eterna la luz de los astros y continúa detonando tal radiación exhalada por las vertiginosas nebulosas...
Regocija, deleitate, peca agresivamente ante tus deseos cual se te antoje, recuerda... Estás en el réprobo paraíso que es el afable e incomprendido infierno...