Ella estaba sentada en la arena,
mirando el mar, pensando en todas las formas
en las que ella le podría amar.
Él estaba en su habitación,
mirando hacia el techo, pensando
en todas las formas en las que ella podría amar.
Ninguno de los dos dijo nada.
¿Era solo una amistad? Se preguntaban.
Ninguno se atrevió, ninguno habló.
Llegó el día en que ella se iba,
caminando por el aeropuerto, camino a su vuelo,
ella se puso a pensar como en las películas
las personas corrían tras otras para declararle su amor
antes de que se vayan,
pensando en que a ella le podía pasar,
pensando que él podría al fin llegar y ella se quedaría,
se quedaría con él.
Estaba ya sentada en el asiento del gran avión
cuando se dio cuenta de que no pasaría,
el no llegaría, se dio cuenta de que esta era la vida real.
Entonces ya volando por el cielo,
ella miró por la ventanilla, hacia el mar,
pensando en todas las formas en las que ella le podría olvidar.