Porque llegas a mí
mostrando tu mejor sonrisa.
Me cortejas, me acaricias, me seduces
y muestras todo
lo bello que puedes dar.
Haces que tome
lo mejor de ti,
puedo oler a kilómetros
tu ternura,
me cobijo entre tus brazos y me dejo llevar.
¡Creo en ti!
Cierro mis ojos,
comienzo a soñar...
¿Qué pasa?
Comienzo a sentir frío,
mi piel se eriza,
pensé que me habías soltado,
que te habías ido,
pero no,
aún estás aquí,
son tus brazos
los que me provocan
ese frío,
simulan cadenas,
se han vuelto metal,
comienzo a sentir miedo
quiero escapar.
Con resignación te miro
y a través de tus ojos veo que todo se volvió
antónimo:
El amor se convirtió
en desamor.
La confianza se volvió desconfianza.
Y mi tranquilidad
hoy es incertidumbre.
Tus ojos perdidos,
derraman lágrimas
al igual que los míos.
Y te pregunto...
¿Por qué has cambiado?
si yo me entregué
enteramente a ti.
¿Por qué me encadenas?
si yo era libre...
¿Acaso tuviste miedo
de que mi amor te fuera
necesario?
O yo, me cegué... ¿anticipadamente?
Pero hoy he tenido
que abrir mis ojos,
dejar de soñar y ver
tu lado oscuro.
Tener que partir,
aunque en mi interior
no lo deseo tanto,
porque aún te sigo
amando.