Sonriente como ninguna
viniste hacia mi luciendo tu pollerita de jean.
Erotismo y picardía destilabas por los poros,
mostrándote sin tapujos.
¡Que feliz me sentí de verte así vestida!
Recuerdos de tiempos idos en los cuales
te admiré y aún hoy te admiro más todavía.
Siempre lo aseveré,
un instrumento resuena cuando más se lo toca,
siendo tú “un buen violín”.
Solamente hay que hacer para sacarte sonido,
tener una mano maestra, y un buen arco francés.
¡Ay muchacha que me pierdes, con tu pollerita de jean!