Me enajena, me emociona y me excita
el solo hecho de pensar en ti,
el recordar la belleza de tu cuerpo
despierta en mí una sensación indescriptible,
esa sensación de tenerte y no tenerte
de hacerte mía sin siquiera tocarte
de dibujar con mis labios cada línea de tu cuerpo,
de crear una sombra con mis manos.
Suelo soñar contigo,
sin ser necesariamente la realidad,
en mi sueño veo la perfección de tu desnudez,
veo en tus ojos una mirada dulce, cálida y llena de deseo,
miro tus labios húmedos, sugerentes,
que invitan a ser explorados,
bajo la vista y veo un par de senos firmes,
deseosos, perfectos, con dos pezones erguidos,
ansiosos de ser acariciados.
Tu vientre escurre sudor, sube y baja lentamente
quizá por la excitación no manifestada,
por la emoción del momento, por el deseo.
Bajo mi vista y contemplo tus piernas firmes,
perfectas que me invitan a acercarme más,
lentamente y sin prisas recorro el camino que me separa de ti,
me acerco, te acaricio sin tocarte, te veo sin mirarte.
Puedo sentir tu respirar,
puedo oler tu esencia,
puedo percibir tu excitación,
tu deseo, tu sueño, tu fantasía.
Tomo entre mis manos tu cintura
la acerco a mí con firmeza, con fuerza,
motivado por el deseo,
poseído por la incertidumbre.
Ansioso de ti con mis labios recorro tu cuello,
y bajo lentamente hasta sentir la perfección de tus senos,
los beso, los acaricio, los hago míos,
tomo entre mis labios tu pezón
que se ha levantado como atalaya.
Lo acaricio lentamente con mis labios,
mientras mis manos se posan sobre tus senos
y dibujan la forma perfecta que asoma de tu cuerpo.
Tu respiración es más rápida, más agitada, más fuerte,
tu pulso se acelera al sentir mis manos recorrer tus piernas,
las acaricio con mis manos, suavemente,
sintiendo el contorno perfecto que han formado.
Subo un poco más y siento correr en mis dedos
la humedad que fluye de ti,
tan cálida tan llena de deseo,
percibo el aroma que emana de tu vagina,
mis labios se posan en ella y dibujan un corazón perfecto,
te siento estremecer,
mientras mi lengua cual mariposa sobre una flor,
se deleita con el elixir que fluye de ti.
Despierto lleno de sudor,
con la respiración agitada,
con deseo, te busco,
recorro con la vista cada parte de mi habitación,
pero solo veo sombras.
¡Malditas sombras que se mofan de mí!
Que se burlan de mí, de mi deseo,
de mi sueño, de mi fantasía.
No termino de asimilar,
de deducir, de creer, de despertar.
¿Qué puedo hacer?
Ni hablar, a dormir otra vez.