La noche estaba fría y oscura,
el frío era helado, traspasaba mi cuerpo.
Mis extremidades tiritaban,
mi rostro tenía una tristeza de melancolía.
Unas gotas caían sobre mis mejillas, se confundían con la brisa de noche,
y yo triste y meditabunda.
De pronto una voz sonora y fuerte me hace despertar,
pensé que era mi conciencia,
me dijo: ¿Por qué estás así?
Y respondí, por un sueño loco y hermoso demasiado fugaz.
Él me respondió: Mujer, sé sensata, Sólo fue un sueño y nada más,
nunca lo olvides, porque fue bonito, pero es hora de despertar.
De pronto la faz de la Tierra comenzó aclararse,
los cantos de los pajaritos me hicieron reaccionar,
el sol comenzaba a calentar, sentía su tibieza en mi rostro, en mi cuerpo
detrás de un arbusto escucho una voz angelical que grita:
Ven, madre ven, juega conmigo y con su risa, con sus cosquilleos, me hace volver a la realidad.