Pensar que cada punto son milenios
y milenios de tiza marfil borrándose del mapa
yo he visto el cielo tan profundo
me he hundido en sus arenas de barro,
en sus brillantes tubos de estrellas
mientras seguía la señas de Dios.
Pero jamás pude mirar su sol,
si embeberme en su terrón de huellas
descubrí en los aires una báscula de acero incandescente,
y el grito ultramar de las arterias.
Yo he visto la maqueta del cielo
vestida por sus óleos de negra,
más bolitas de luces
desparramadas en su vientre.
He pensado como hacían los veleros
que emplumados navegaban,
los rayos de la noche
debían de tener alas.
Esas que me faltaban
para besar los pedacitos de luz.
Soñé al mirar las estrellas
rompí los relojes,
para que retarde el alba
sus ingratas compañías,
fabrique cohetes.
Con diario plástica
hice aviones de goma
que me ayudaran
a rozar la aurora
fui feliz al mirar las estrellas.
En la hipnosis de sus trapos
que me envolvían con su candil
Cuando me despertaba
el amanecer
con la cera moribunda
entre las manos