Cuelgan lunas en tu espalda de cristal, envuelta con tela de mar, endosas mi postal, con tus senos ondulantes de miel y pan. Al centro de tu abdomen, sepultado está un corazón. La tinta de tu sudor garabatea sobre el lienzo de tu carne y me cuentas de las noches que me sueñas, pegada a tu almohadilla te envuelves en recuerdos y esperanzas de olvidar.
Te alumbra una estrella atrapada en un quinqué y tu sombra se escurre de tu lecho e inunda tu habitación, destellas en el techo como día, pintas las paredes de marrón. Sobre alfombra descansan anhelos, tus brazos vacíos de mí, los llenas con gemidos mientras me concibes.
Colaboración de
Valquiria
México