Mujer que vuelas por donde quiera que vas y no descansas hasta vernos felices y sanos.
Tú la única con el poder de hacerme sentir seguro en tus manos y hacerme llorar por ya no poder tocarlas más.
La única que fue justa en esta vida aunque la vida no haya sido justa con ella.
La única que derramó sangre, sudor y lágrimas, aunque solo te haya hecho derramar lágrimas.
Tú, madre, que fuiste amor, refugio, alivio y alegría; ahora me despido con una bocanada de aire, diciéndote que todo estará bien aunque tú siempre sabes cuando digo la verdad.
La única a la que esperaré en el otro lado sea cielo, infierno, paraíso o agonía, con los brazos abiertos te digo ahora
Madre, mi enfermedad ha terminado y tu dolor a acabado.
No se porque lo escribí solo sentí ese sentimiento por hacerlo
Colaboración de JARS
México