Siempre he pensado que mi vida terminaría como en un cuento de princesas, encontrar al príncipe azul, enamorarnos, formar una familia, y vivir en un lugar de mucha paz y armonía.
Este año 2014 me ha enseñado demasiadas cosas, y una de las más importantes es a diferenciar el querer con el amar, yo lo único que amo en esta vida es a mi familia, mis padres, mis hermanos, son lo único que amo y eso es infinito, pero siempre he querido encontrar ese otro tipo de amor, el de pareja.
He tenido algunos tropezones, he besado a algunos sapos y gracias a esas experiencias he tenido momentos de desesperación, de tristeza, de confusión y es que me sorprende tanto cómo una persona te puede llegar a cambiar, cómo una persona te hace pensar si lo que estás haciendo está bien o está mal, una persona que te pone en la cuerda floja con tus decisiones. Este año, enamorarme por primera vez, fue demasiado complicado, ha pasado un poco de tiempo y sigo sin poder olvidar.
Anhelo tanto encontrar a una persona que me acompañe a donde sea, que no le importe nada más en el mundo que nosotros dos, que me entienda y me aconseje de la manera que no perjudique tanto a mi persona, que se preocupe por mí, quisiera tener asegurado que todo eso va a pasar algún día, pero lamentablemente la tranquilidad no es mi mejor amiga y me angustia saber en cuánto tiempo puede llegar a pasar eso, ese momento en el que yo me sienta feliz con alguien que aún no conozco, ese chico que con solo verlo me tiemblen las piernas y haga que me sonroje.
Para chicas como yo es raro tener novio, con esto me refiero a que soy un poco varonil, no sé si es esa la palabra correcta, pero creo que después de todos estos años no tengo una mejor amiga (que no sea mi mamá), mi mejor amigo es un hombre y eso no me hace tan femenina, aunque prefiero a mis amigos que a cualquier chica material.
Mi manera de vestir es casual, de vez en cuando me preocupo por mi apariencia aunque sí debo recalcar que tengo muy buena autoestima, pero por mi manera directa de hablar y ser, y por muchas otras cosas más, me diferencio de las otras chicas.
Les contaré sobre mi primer amor, o el primer chico con el que salí, y la versión corta de esta historia comienza así: me enamoré de un chico en abril de este año, se supone que él no tenía experiencia, y para ser sincera yo nunca la había tenido. Jamás había salido en una cita con alguien, nunca había dado un beso, jamás había tenido novio y por eso creo que las cosas se apresuraron demasiado.
Nos besamos en la segunda cita, que para ser sincera, eso es demasiado pronto para mí y más con alguien a quien apenas conocía, pero fue algo lindo para ser la primera vez. Fue un momento especial, las cosas no funcionaron como yo hubiera querido y terminó más rápido de lo que sale el pan de la tostadora. Me deprimí un poco, el chico en verdad me gustaba, así que me alejé de él, por mucho que me doliera.
Tiempo después, me envió un mensaje de texto y la conversación volvió a dar inicio pero esta vez con más sinceridad, platicamos por un tiempo y por mensaje de texto nos dimos cuenta de que habíamos cambiado desde la última vez que nos vimos. Tal vez éramos un poco más maduros y entonces él me preguntó si yo podía recibir llamadas. Le dije que sí, luego me habló; si mal no recuerdo eran como las 2 de la mañana.
A esa hora salía él del trabajo, cuando me habló me emocioné mucho, después de mucho tiempo de no escuchar su voz, empecé a ponerme nerviosa pero traté de controlarme, cuando me habló, contesté inmediatamente y fue cuando discutimos algunas cosas del pasado. Y como lo maduros que ya éramos vimos una solución para eso y fue cuando me preguntó si podíamos vernos de nuevo, en una cita. Como toda chica normal que yo no soy, solté el grito por dentro, y por la felicidad de ese momento le dije que sí.
Después de cortar esa llamada, me quedé pensando en lo que había pasado, es decir, si las cosas salieron mal al principio, ¿por qué intentarlo de nuevo? No sabía lo que estaba pasando, pero lo que él dijo en ese momento me pareció muy sincero y me dejé llevar, aunque no fue del todo malo.
Después de esa llamada telefónica, no salimos, nos encontramos en una fiesta que habían hecho cerca de mi casa. Para ese entonces él y yo hablábamos por teléfono y nos mensajeábamos todos los días. Cuando él llegó a la fiesta, sentí todo un zoológico dentro de mí, las mariposas me quedaban cortas, fue mucha emoción, y después de más de cuatro meses, por fin se acercó a mí y me besó.
Lo anhelaba demasiado, no lo voy a negar, y después de una no muy larga conversación, seguimos besándonos lo que restaba de la noche. Hablamos mucho de nosotros y de lo que había pasado mientras no habíamos estado juntos, me contó sus experiencias con otras chicas, mientras que yo le conté que me había besado con un amigo mío.
Las cosas empezaban a funcionar, él venía a mi casa, me hablaba por teléfono, me preguntaba cómo me iba en la escuela, las cosas típicas que una pareja hace aunque casi de inmediato después de unas dos semanas me di cuenta de algo que realmente era demasiado preocupante: no era puntual, y eso no va para nada conmigo.
Me dejé plantada dos veces, por “razones de trabajo” pero ese trabajo comenzaba a inquietarme, imaginar que si algún día me casara con él y no llegaría a tiempo me ponía nerviosa, si es impuntual en las citas, no quería imaginarme cómo sería cuando la relación ya fuera más avanzada. Dejé pasar esa situación por un tiempo, creí que podría llegar a acostumbrarme, pero lamentablemente no fue así.
Él y mi hermano trabajaban en el mismo lugar y tuvieron un problema, se habían enojado y cuando le pregunté a mi novio que cuál había sido el problema, parecía que estaba teniendo una revelación satánica, empezó a hablar de manera que le faltó al respeto a mi hermano y no me pareció nada agradable, por lo que en ese momento decidí dar por terminada esa no muy larga relación de novios.
La manera en que terminé esa relación no fue la más sana, porque en ese momento parecía que estaba teniendo una revelación satánica al igual que él, me hizo enojar muchísimo y me dejé llevar por el momento y la situación, aunque sinceramente no me arrepiento de nada. El haber terminado con él fue lo máximo, no se puede tener una buena relación si a esa persona no le importa tu familia y ese es el punto más importante a considerar.
Últimamente he pensado mucho en eso, no estoy de lo más feliz que digamos, me siento un poco triste al respecto, pero sé que lo bueno está por llegar, tal vez tarde un poco pero a eso me tengo que acostumbrar. Me ponen triste este tipo de situaciones y más cuando veo una película en la que todos viven felices para siempre, pero creo que todos tenemos nuestro final feliz de diferentes maneras.
Por el momento la compañía de mi familia y mis amigos hombres me hacen estar en paz y armonía, y cuando estoy con ellos, el reloj se detiene. Cuando encuentre a una persona que se lleve bien con mi familia y amigos, y que físicamente sea de mi gusto e intelectualmente de mi nivel, habré encontrado a alguien más a quien exigirle la puntualidad. Por el momento, a disfrutar de las pequeñas cosas.
Colaboración de Denisse Ovalle
México