Cada canción es una representación de los momentos que hemos vivido.
Cada cancion de amargura titula tu nombre, y compone las melodías del alma.
Sentado aquí en el bus, recordando nuestras canciones que hoy reflejan el desdén que provocó tu ausencia.
En el reflejo de la ventana, veo el rostro de un hombre sólo, que aún escucha tu risa ya ausente.
Con el silencio que evidentemente con cautela se apodera de mis días, de mis noches.
Con la soledad que tiene tutela de mis esperanzas, aterrorizándolas con los sonidos del silencio.
Quizás en un determinado tiempo en el destino nos cobijó a los dos, quizás de alguna manera predestinada nos conocimos.
Recuerdo esas sonrisas con las que nos miramos esa noche, te amé esa noche.
Recuerdo la noche en que mis labios presionaron tu cuerpo, tu piel, tu alma.
Ay, como recuerdo la sed de tus labios con los míos, la fragancia de tu piel sumergiéndose en mi interior.
La trémula que había después de satisfacernos, ese placer transitorio, momentáneo que nos representaba una insatisfacción permanente.
Insatisfechos éramos y queríamos más, el deseo era interminable, y la propia insatisfacción por el supuesto querer que nos movía, se hacía dolor.
Se dice que la felicidad es remitente del amor y que el dolor, la tristeza, son los que tienen la potestad sobre aquellos sentimientos.
Sentado aqui en este bus, sin distracción alguna siento que la voluntad se me va, llegando a deducir que el color mismo de la vida es nada mas y nada menos que solo dolor.