Te imagino en la distancia, con tu mirada perdida en la soledad,
no sabiendo lo que quieres…
¡Quizás nunca lo sabrás!
No me arrepiento de haberte conocido,
pero sí de lo apresurado que fui al confiar en ti.
Te ensalcé desde el primer instante,
mis pupilas deslumbradas por tu belleza,
no supieron apreciar cuanta inseguridad e indecisión,
albergaba aquella mirada tuya que en su momento me fascinó.
Fuiste como un bello amanecer que dio luz a mi vida,
una vida que hasta ese instante,
permanecía oculta en las sombras de la noche.
Tus ojos claros, desprendían sinceridad, sosiego, paz.
Me sentí desbordado de ilusión, pero aquél éxtasis que me invadía,
se desvaneció con tu rápida partida.
¡Fue tampoco el tiempo que contigo conviví!
¡Tan poco lo que supe de ti!
¡Que a veces pienso que nunca te conocí!
Hoy tras una inútil fatiga por recuperar un amor perdido,
he saciado mi sed
bebiendo en la fuente del olvido.
Hoy mi alma ya no yace encadenada bajo el influjo de una obsesión.
Hoy puedo evocar tu rostro sin sentir dolor.
Hoy al fin comprendí,
que cuando un amor te ha dejado, cuando ya no palpas su sentir,
mejor desandar lo andado y volver a sonreír.
Hoy no me aferraré a tu recuerdo,
no veré mi vida a través de tus ojos,
no escucharé mi corazón mendigando cariño.
Hoy mi mente está sosegada,
y desde la serenidad de un recuerdo que no me produce añoranza,
medito y pienso…
¡¡Pobre muchacha confusa!!
Pasos de gigante en la vida quieres dar
sin saber siquiera que camino has de tomar…
Hoy quisiera poder oírte, más ya no recuerdo tu voz…
Hoy la lluvia se ha calmado dando pasó al arco iris.
¡¡Hoy al fin, puedo ser feliz sin ti!!