Aturdido estoy, por este ruido tan inmenso,
tu boca cerrada, me tiene en un mundo inmerso.
Es tan aturdidor estar en silencio,
que sólo escucho mi mente, la cuál me tiene preso.
Llega el momento en que no escucho nada,
sólo escucho las palabras de tu boca cerrada.
Todavía espero que este ruido acabe,
y el abrir de tu boca es la clave.
Pero no. En mis poemas y deseos sigo ahogado,
ellos, y todo mi cuerpo, me tienen sumamente atrapado,
como gotas de sudor, se escurren por todo mi ser.
Miro a todos lados en busca de la huida. No existe, no la puedo ver.
Entro en tanto calor que mi única sed son los tuyos,
miro a todos lados, no están, sólo veo tu orgullo.
Al final de mi mirada veo tus deseos, reposando en un bohío
al parecer, sólo son espejismos creados por los míos.
Ahora, he querido olvidarte, no sé ni el significado de esta palabra.
Busco en tantos horizontes, y todos me llevan a una imagen, esa es tu cara.
Me tocará vivir mi vida luchando, para poder reprimirlo.
¿O será que pasando a la otra, descanso y podré conseguirlo?
Si me voy al lado de la muerte, para encontrar tu olvido,
lo único que encontraré es una eternidad, creyendo que te has ido,
pero no es así, porque mientras esté vivo no, podré dejar de pensarte.
Y si muero por ti, duraré una eternidad muriendo por olvidarte.
¿Que más podré pensar? si realmente estoy acorralado,
seguiré viviendo esta que es mi vida, y dejaré la muerte a un lado.
Esto demuestra que no tengo remedio, ni aquí ni allá será diferente,
porque tú siempre estarás conmigo, en esta vida y más allá de la muerte.