La vida muchas veces te trae grandes alegrías y grandes tristezas, ilusiones y desilusiones dolorosas, a la vez te pone en el camino toda clase de personas, unas muy agradables que te llenan de alegrías y unas agradables al inicio, pero que luego te causan grandes sufrimientos y tristeza, otras muy desagradables desde el inicio.
Los amigos verdaderos corresponden al primer tipo y al segundo, de los casos anteriores, porque es su obligación causar grandes alegrías cuando sea el momento y causar incomodidad cuando sea debido, en otras palabras los amigos verdaderos deben reír y alargarnos cuando la ocasión lo requiera, pero también deben de corregirnos y decirnos la verdad aunque esta sea desagradable para nosotros en ese momento o aunque nos cause incomodidad.
En mi vida he conocido muchas personas, llevo conmigo siempre el cariño que muchos amigos me han dado de forma gratuita y desinteresada, pero siempre me preguntaba ¿Por qué siempre había un espacio en blanco en mi lista de amigos verdaderos y por más que escribiera, no importa con qué tipo de lápiz, no se marcaba nada? Lo curioso es que el espacio en blanco estaba entre los primeros lugares de mi lista.
Al conocerte e interactuar contigo descubrí que en verdad te merecías un lugar en mi lista de amigos verdaderos. Al buscar mi lista para inscribirte, veo que escribo pero no se marca nada, pensé que era un problema de la libreta e intenté apuntarte en la línea siguiente y me di cuenta que tampoco podía, al fijarme bien en la lista veo que no hay espacio en blanco y que el espacio en blanco entre los primeros lugares se había llenado con tu nombre.
Todos los días le doy gracias a Dios por ponerte en mi camino, porque no fue casualidad conocerte, fue un regalo de Dios. Gracias por ser mi amiga y creo que sabes que no importa la situación, el lugar, el año, el día ni la hora, puedes contar conmigo.