Muero cada noche por la ausencia de tus labios, entierro mi sonrisa en solitarios funerales, no hay besos de despedida, no hay palabras bonitas, no hay caras tristes ni lágrimas de dolor, no importa, tú estás bien todo lo demás no importa. Los besos siguen sin tener sentido, los abrazos, meras caricias sobre la piel incapaces de rozar siquiera mi alma, pero la euforia que me provoca la esperanza de un mañana mejor, de un mañana a tu lado, despertando cada día con los latidos de tu corazón dándome los buenos días, trayendo a mi vida una nueva primavera que llene de amaneceres las llanuras arrasadas del desierto de mi alma me dan fuerza para seguir adelante, caminando a través de las largas y duras noches de invierno que eclipsan de frío las calurosas tardes estivales.
Vivo cada día angustiado por la larga espera de esas caricias que llenan de sentido unos minutos que conviertes en horas, y que hacen que el vacío inmenso se vea de golpe extasiado por la dulce calidez de tus brazos rodeando mi alma. Ya no necesito amaneceres, ni noches estrelladas ni hermosas puestas de sol, pues la suave luz de tu sonrisa es como tener el sol en mi corazón mil años.
Pierdo la voz de tanto gritar suplicando que vengas a salvarme, esperando que sepas secar las lágrimas que no dejo ver, esperando que algún día tu alma y la mía se fundan en una sola. No importa morir cada noche, ni sufrir lentamente, si me dejas verte feliz, si me regalas tu sonrisa o tu mejor te quiero cada día. Me consuela la embriaguez del suave susurro de tus palabras gritándome que estaremos juntos para siempre…
Que todo va bien…
Que todo irá bien…
Tuyo para siempre
Carta que le escribí a mi gran amor, que jamás pude tener
Colaboración de Florecilla
España