Una voz... Y sólo una voz necesite para posarme sobre ti; nota de la magnífica precisión, de la virtud de tu escultura. Notas que iluminan el sendero del vacío, pintando con tu voz paisajes de notable armonía, siguiendo los parámetros exactos de la sensibilización que te dio la vida. Notable particularidad que nos unen, tomando con fuerza los lazos impidiendo que te deje de tener.
Notando con resignación la adicción que tengo hacia tus ojos, lunas inmortales que te hacen florecer en la noche, culminando en la puesta de tus labios que se insinúan temerosos hacia el calor de mi cuerpo. Son esos los momentos donde tibias mi piel, y sangrando los pétalos de mi corazón perduras con este dolor la marca de tu amor perpetuo fingiendo de alegría al despido de la verdad.
Colaboración de
Rulo Mugar
México