Entre estas cuatro paredes donde me encuentro, he comprendido que la soledad castiga. Quisiera que todas fueran como usted, tan comprensivas. Me encuentro en medio de la soledad y el proceso me hace llorar, pero usted es el instrumento de Dios para decirme “levántate, es necesario que vuelvas a luchar”.
Quién soy yo para que usted se acuerde de mí, quién soy yo para que me apoye tanto, yo no sé ni quién soy pero si se quién es usted. Usted es un ángel convertida en mujer, su estado de ánimo hace que se sientan en el más hermoso jardín, sus palabras llevan un poder que no pueden ser resistidos por nadie, estar con usted es como contemplar la luna y el sol, los astros y la flor.
Su amistad es como tocar el cielo con las manos, es perderse en el océano, esta amistad no conoce el final, mis palabras tienen que volar, el mundo tiene que conocer, ellos tienen que escuchar que si existe la verdad también existe el amor, que si existe el mal también existe Dios. Este mensaje tiene que ser leído y escuchado, porque Dios la eligió a usted porque así es.
Autor: Gustavo Machucho Pérez
Colaboración de Francisca Gabriela Xala Domínguez
México